viernes, 30 de septiembre de 2011

Fué uno de los atardeceres mas bellos que he disfrutado en mi vida. Yo, entre tripulantes y pasajeros, navegaba por las islas griegas, rumbo a Rodas.
Aquella tarde baje directamente, desde el espectáculo hasta la cubierta 4, donde me aguardaba mi rincón. Era un pasillo exterior, con barandillas blancas y el suelo azul. Salí y me amparé en una columna, para que el impulsivo aire no me causara molestia alguna y mi mirada, se centro en aquel sol. Un sol que me incitó a reflexionar. Meditar en la situación en la que me encontraba. Y especular sobre la situación en la que me encontraria al recordarlo. Remmemorando todo, TODO.
En fín, la situación en la que me encuentro ahora... Añorando mi yo en aquellas circunstancias...
Y se que tengo miles de momentos para valorar cada hora, cada minuto y cada segundo en que mi consciencia sólo se centró en vivir, en respirar cada segundo, cada momento.

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